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Roxana de Ortiz Resnikowski

Pocas personas conocidas han sabido hacer verso de su vida y de sus vivencias compartidas. Tampoco abundan aquéllas que tienen la fuerza de atraer a otras a un mundo de relaciones fraternales, intensas emociones y experiencias en comunidad. Y menos las hay que, a todo eso, sumen una aventura migratoria que hilvane tres continentes… y que, además, puedan estar atravesando momentos difíciles sin dejar de regalarte cada día una sonrisa. Son pocas sí, muy pocas…

Pero he aquí, que una de ellas llegó a nuestro pequeño mundo sin hacer mucho ruido hace algún tiempo. Calladita pero con mucho que decir y aportar, siempre con una cálida voz que nunca suena estridente. Con una mirada profunda que todo lo escruta, para descubrir detalles a menudo imperceptibles al resto; detalles fundamentales para que todo funcione bien y en el mejor de los ambientes posible. Los detalles como una de las claves de la convivencia, sobre todo de aquélla que se asienta en la diversidad.

Sus múltiples cualidades la convierten en una persona enormemente versátil que encaja en todos los lugares, foros y grupos, siempre alentando y fortaleciendo las relaciones humanas. Tanto la encontramos con nuestros niños y niñas, como con las y los jóvenes; fajada también para que los compromisos cumplan sus objetivos y tiempos, pensando en el proceso y su estrategia o preparando la sala para el encuentro. Siempre dispuesta… Nunca está quieta; y cuando lo está, sus pensamientos están tramando el futuro próximo o lejano.

San Cristóbal de La Laguna a tres de diciembre de dos mil catorce.

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