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XXII Jornada Técnica de la inmigración de OBITen

XXII Jornada Técnica de la inmigración de OBITen

La convivencia constituye una de las aspiraciones máximas de cualquier comunidad, sobre todo cuando la heterogeneidad cultural supone uno de sus rasgos distintivos. Diversidad que entonces suele verse reflejada en sus principales sectores e instituciones, tal es la esfera educativa y las estructuras que le sirven de soporte. Estructuras que, especialmente en lo público, dibujan la compleja realidad social que se ha ido configurando en cada vez más lugares que han sido el punto de unión  de una intensa movilidad humana. Ecosistemas particulares que incorporan las principales coordenadas de su entorno, y que, también, pueden llegar a convertirse en agentes de su positiva transformación.

Centros educativos como epicentro de sus respectivas comunidades en el marco local, laboratorios de interacción social, al mismo tiempo que recursos y palancas para el impulso de estrategias que contribuyan a afianzar objetivos como el reconocimiento de la diversidad en todas sus manifestaciones. Todo ello, a través del esquema propicio de relaciones que asienta principios fundamentales, como el de la igualdad entre las personas. Exploramos, e incluso, validamos así en el enfoque intercultural participativo para enfrentar el antedicho reto de la convivencia social.

Parece esencial entonces reforzar tales contextos educativos, abonando el trabajo amplio con la comunidad educativa de referencia, tanto hacia dentro como hacia el entorno de los centros, fortaleciendo los caminos de ida y de vuelta donde se encuentran todos los actores implicados en el proceso educativo en sentido extenso. Dinámica que permitirá sumar agentes estratégicos con el fin común de conformar realidades más incluyentes, aprovechando las ventajas de la diversidad humana y cultural. Experiencias existen y más se construyen allí donde se adquiere cierta conciencia de la trascendencia que supone la consolidación de ambientes que favorezcan el desarrollo individual, colectivo y sobre todo comunitario.

Las migraciones han aportado rasgos inequívocos de multiculturalidad a nuestras islas a lo largo del tiempo, más evidentes en unos lugares que en otros, con un reflejo inmediato en los contextos educativos. Casi siempre, los que primero identifican los desafíos de la diversidad y emprenden iniciativas para convertirlos en ventajas antes que en dificultades. Una carrera de fondo que debe ser reconocida y sobre todo apoyada, e incluso, tomada como referencia para extenderla a la esfera comunitaria más amplia. Y sin perder su referencia original, al contrario, potenciando y aspirando a conectarla con otras similares, de modo que puedan alentar experiencias que realmente afiancen la educación como vector fundamental de convivencia social.

La edición número veintidós de la Jornada técnica que cada año promueve el Observatorio de la Inmigración de Tenerife quiere fijarse, en esta oportunidad, en la valiosa contribución que viene realizando la esfera educativa al reto cotidiano de la convivencia social, a veces en contextos enormemente complejos por su heterogeneidad cultural derivada, en buena medida, de la movilidad humana en sus distintas facetas o dimensiones. Toca reflexionar y dialogar desde el conocimiento y la experiencia de personas y organizaciones que han construido oportunidades de mejora comunitaria desde su acción o vinculación con el mundo educativo, en particular aquél que acoge a las personas que todavía se encuentran en las etapas iniciales de su proyecto de vida.

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